Vida para una.
Con el tiempo he ido aprendiendo que la vida auténtica no consiste en ser coherente, sino en navegar contradicciones con cierta dignidad. Desde luego, lo segundo es más complicado que lo primero. Para ser coherente basta tomar una decisión y plegarse a ella sin pensarlo demasiado. Si lo piensas, la cagas: es entonces cuando surgen las contradicciones esas que hay que navegar. Y eso no es nada fácil. Por ejemplo, tenemos la movida de la soledad. Una servidora está más que acostumbrada a la soledad. Por unas cosas o por otras, he tenido que entrenarme desde bien pequeña. Por supuesto, ha ayudado saber que hay cosas peores que estar sola. Así que he desarrollado una especie de autosuficiencia que hace que tienda siempre a apañarme por mi cuenta. Por ejemplo: soy de esas que saca la entrada de un concierto primero y luego, si acaso, pregunta si alguien quiere ir (normalmente la respuesta es que no). A consecuencia de ello, no me he adaptado mal a mi «vida para una». Y sigo desbloqueand