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Mostrando entradas de enero, 2014

Escaños en blanco manda #politicosalparo

Ya os avisé de que iba a dar la tabarra con el tema de la política y las Elecciones Europeas. Quien avisa no es traidor, es avisador. Y aprovechando que ando escasa de inspiración y que Escaños en Blanco promueve hoy a partir de las 20.00 el hastag #politicosalparo, voy a hablaros brevemente de esta formación. Tweets sobre "politicosalparo" Y tan brevemente, porque el nombre de este partido político se explica a sí mismo, así como uno de los mensajes que hay en su web: ¿Te identificas con algún partido político? Si es así, vótalo. Si no, manifiesta tu decisión democráticamente en forma de escaños vacíos. Más simple imposible. Igual que su programa electoral . Consiste en no tomar posesión del escaño y dejarlo vacío, desocupado. Y, por supuesto, no cobrar ningún sueldo o subvención asociado al mismo. ¿Tenéis alguna pregunta? También tienen en su web un apartado de preguntas frecuentes . También podéis contactar con ellos vía Twitter, en su cuenta

Una chica antigua.

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Hoy he ido a cortarme el pelo. Sí, hoy tocaba mi visita anual a la peluquería. Mirad que ni yo misma estaba muy convencida cuando, allá por la Nochevieja de 2012 decidí hacerme un corte de pelo bastante radical en cuanto a la longitud. Pensaba que iba a ser flor de un día y que, después de probarme que me atrevía a cortarme y soltarme la melena, iba a volverla a dejar crecer. Pero no. Contra todo pronóstico le he cogido el gustillo a tener el pelo corto, así que hoy he vuelto, que ya mi melenita pasaba a ser media melena.  He salido muy contenta de la peluquería. No en vano, mi peluquera es una peluquera de las de toda la vida. De hecho, es mi peluquera de toda la vida, la que aguantó mis primeras rabietas cuando para mí cortarme el pelo era casi una amputación. Su experiencia, unida a que mi corte es sencillísimo es una combinación que garantiza salir satisfecha.  Cuando he llegado a casa mi madre estaba haciendo cosas. Después de un rato ha parado y me ha dicho: "A ver

Zapatitos de charol.

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No sé por qué hace unos días me sorprendí pensando en una de mis frustraciones infantiles. Creo que esas frustraciones infantiles nos marcan mucho como personas -llamadme seguidora de Freud si queréis, que hoy os lo permito.   Yo tengo un buen saco de frustraciones infantiles. Pero las de hoy tienen que ver con mis pies. O con lo que se pone en los pies, más bien. Todo niño en mi época tenía que tener al menos unos zapatos para los días "de comer bien". Zapatos que servían para bodas, bautizos, comuniones, para ir los domingos a misa y para cualquier acto formal que se terciase.  Pues bien, durante toda mi vida infantil recuerdo un mismo modelo de zapato. Negro, de piel, con la punta redondeada y hebilla. Tal que así: He de reconocer que mis padres se gastaban bastante dinero en los zapatos. En la ropa, por ejemplo, eran menos exigentes. De hecho, durante muchos de mis años infantiles se me inculcó la buena costumbre de usar ropa "heredada". Pero

Económicamente hablando.

Economía, eso es todo lo que importa. Algo que me fascina es cómo hemos pasado de no tener ni puñetera idea de economía a que casi todo en nuestra vida dependa de criterios económicos, macro, micro e intermedios. De toda clase. Y hemos pasado de pensar que la prima de riesgo tenía unos tíos bastante cachondos a perder el aliento cada vez que dice de subir. Cómo pueden cambiar las cosas en poco tiempo, ¿verdad? No es que hayamos empezado a preocuparnos por el dinero ahora, ni mucho menos. En todas las casas, especialmente en las más humildes, la economía siempre ha sido una preocupación. Pero no así. La que preocupaba era la economía en sentido etimológico: economía viene de la unión de dos palabras griegas, oikos (casa) y nomos (ley, regla, norma). Así que la economía vendría a ser algo así como las normas para conducir una casa.  Ay, economía, ¡cuánto hemos cambiado! Y qué omnipresente te has vuelto. Porque hay otra cosa que me fascina: que el criterio económico sea palabr

Fechas señaladas.

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Los seres humanos solemos dotar de significado a cosas que no lo tienen. Todos lo hacemos, en mayor o menor medida. Por ejemplo, las fechas.  Suele parodiarse, por ejemplo, al miembro de una pareja que recuerda la fecha del primer beso, el primer batido, el primer baile, el segundo batido, etc. etc. Pero es que realmente hay gente así.  Yo no llego a ese extremo, pero sí me he dado cuenta que, de un tiempo a esta parte, doy más importancia a las fechas. Será por el tiempo libre y eso. O porque como todos los días transcurren de manera parecida en mi mundo ,tengo que orientarme. No sé. El caso es que hoy es una de esas fechas señaladas: hace un año que dejé mi piso de Valencia, que me separé de Jack, que me cambió la vida otra vez. (Y me volverá a cambiar, eso es lo bueno/malo de la vida, que te cambia cuando menos lo esperas). Anoche me acosté pensando que hoy iba a ser un día nefasto por tan desagradable aniversario, pero no. Me equivoqué, y si todos mis errores van a ser en

Reflejos

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Se miró en el espejo. Perfecta. O casi. A decir verdad, se sentía muy extraña dentro de aquel traje de chaqueta y encaramada a unos zapatos de tacón. Pero le sentaba fenomenal. La caída del pantalón y los tacones estilizaban su figura y la chaqueta, que parecía hecha a medida, marcaba su cintura y dibujaba perfectamente sus hombros y su silueta.  Por supuesto, se había arreglado para la ocasión. Un maquillaje suave había obrado milagros, escondiendo las cicatrices de acné y resaltando su mirada. La hacía parecer más segura de sí misma, llena de determinación. Se había recogido el pelo en un moño elegante y sencillo. Recordó cómo su madre detestaba los cabellos rebeldes que se empeñaban en salirse de sus colas de caballo, quedando tiesos, como rayos de sol, alrededor de su cabeza. Así que usó fijador. Un peinado impecable, como sacado de una revista.  - Estás maravillosa- dijo la imagen del espejo, sonriente.  Pero ella no sonreía. Ella estaba tremendamente asustada porque

Libro: El último cabalista, de Fernando Claudín

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Hace unas semanas el autor de este libro se puso en contacto conmigo para preguntarme si me interesaría leer uno de dos títulos que me propuso. Curioseé un poco sobre ellos y me pareció un planteamiento interesante, así que acepté, y Fernando Claudín me facilitó una copia digital para que la leyese. Hoy vengo con la reseña del escogido, El último cabalista . Os dejo el enlace de Amazon donde podéis encontrar el libro y su sinopsis.  ¡Y ahora voy yo con la reseña! ¿De qué va el libro? Rodrigo Velarde es el alférez del Gran Capitán. Se ha convertido, más que en un subordinado, en un protegido. Sin embargo, hay cosas de las que Gonzalo de Córdoba no puede proteger a su joven alférez, siempre rodeado de miedos y fantasmas del pasado que le abocan a una vida que no habría escogido de buen grado. A pesar de ello, parece que todos los caminos llevan a Roma y no elegimos la vida, es ella la que nos elige, porque esta decisión forzada de Rodrigo le lleva a conocer a Dana, una

¡Victoria!

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El post de hoy va a ser breve. Tenía pensado escribir una cosica más literaria, pero las cosas surgen y te cambian los planes, y a veces ¡es para bien! No sé si os acordáis de que escribí un post contando que había puesto una reclamación a Orange porque se negaban a liberar gratuitamente el s martphone de hermano pequeño aunque había cumplido, con creces, la permanencia ¡e incluso había renovado contrato! Según los múltiples teleoperadores con los que hablamos, era imposible del todo dar el código gratuitamente. Es más, era imposible del todo dar el código en el número de atención al cliente, había que llamar a un número de pago. ¡Vaya cara! Pues bien, hoy hemos recibido una carta desde la OMIC (Oficina Municipal de Inforamción al Consumidor). En ella nos adjuntaban la respuesta de Orange a la reclamación. Y, ¡oh, sorpresa! Incluía el numero de liberación así como las instrucciones para liberar el terminal, todo muy clarito. ¡Victoria! Me he puesto más contenta que unas

Bienvenidos a la España feudal.

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Esta mañana, mientras acababa de desayunar, he tenido conocimiento de una nueva remesa de los correos de Blesa. Deberían dejar de ponerlos a esas horas, que puede haber más de una muerte por atragantamiento de galletas y/o magdalenas. Hoy la telenovela iba de que el hijo de Almunia se quejaba a Spottorno, entonces director de la Fundación Caja Madrid, de que no le renovaban una beca para seguir estudiando en Harvard. ( Noticia aquí ) En la situación en la que estamos es fácil acabar cagándose en la madre que parió a paneque y pensar si el hijísimo necesitaba esa beca, y sobre todo, si la merecía. No tengo el gusto de conocerle, así que no puedo juzgar, pero, aún a riesgo de acabar pagando justos por pecadores, creo que puede decirse que la cosa ya huele, y bastante.  En este contexto de estupefacción y alucine general, uno de los tertulianos ha dicho algo con lo que no solo estoy de acuerdo, sino a lo que llevo unos días dándole vueltas: en España nos seguimos guiando por un

Premio Liebster Award (Bis)

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Hace unos días desde el blog Amante de los Libros se me nominó al premio Liebster Award. ¡Gracias! Como ya sabéis cómo hago yo las cosas, un poco así, a la gornú, pues voy a responder las preguntas de Yolit sin nominar al personal ni nada por el estilo, pero, como siempre, invitándoos a que lo hagáis si os apetece :) 1.- ¿Qué autor que guste bastante a los demás no te gusta a ti? Haruki Murakami. No es así, realmente. Es que me lo han recomendado mucho,  pero cuando empecé a leer 1Q84 como que me dejó muy fría. Lo dejé después de las 100 primeras páginas sin muchas ganas de retomar otro libro del autor :/ 2.- ¿Qué libro juvenil odias? Libro juvenil que odie... Pues no se me ocurre ninguno. Sí que hay una saga que no creo que lea y a la que le tengo una poquita tirria, que es la saga Crepúsculo.  3.- ¿Cómo escoges tus libros a leer? Puf, eso es un misterio. A veces me los recomiendan. A veces se me ocurren. A veces veo algo por ahí por Internet y me dan g

Lo de antes de la victoria.

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Estamos acostumbrados a las historias de éxito, y más en los últimos tiempos. Historias de emprendedores, sobre todo. Hasta en eso hemos perdido. No es que crea que las historias de emprendedores no puedan ser inspiradoras o interesantes, pero comprendedme, no suelen salir dragones. ¿O sí? Todas las historias de éxito que parecen dignas de ser contadas siguen un patrón que suele repetirse, al menos de manera aproximada. Primero, unos inicios dramáticos: una persona que acaba de quedarse en paro, un joven que estaba harto de buscar trabajo de lo suyo, ... Después la idea, que posteriormente hay que poner en práctica. Y al final, el éxito. A veces, en medio de la narración se incluye un "fue muy duro" o alguna frase similar, pero sin hacer demasiado hincapié, que no desluzca la épica flojita del relato.  He puesto como ejemplo las historias de emprendedores, porque parece ser que es lo que se lleva, pero vale para cualquier situación difícil, para cualquier obstáculo

Estigmas.

Sus manos empuñan las tijeras de manera hábil. Son treinta años, quizá más, cortando el pelo de las mujeres de aquel barrio, peinándolas, acompañándolas, de alguna manera, en los momentos importantes de su vida: las lágrimas de una novia, el primer tinte de una adolescente, el primer corte de pelo tras un duelo,...  Le dolía la cabeza. "No tendría que haber abierto hoy", se dijo. Y entonces el susurro. "Acaba, acaba ya". Eran voces en su cabeza, lo sabía, pero ¡tan reales! El susurro se tornó exigencia. "Acaba, aquí mismo. Nadie te iba a echar de menos". Sus manos, siempre firmes, empezaron a temblar. La clienta se dio cuenta y, probablemente más preocupada por su corte de pelo que por su peluquera, le preguntó si se encontraba bien.  - Me siento algo indispuesta, la verdad. Voy a acabarla, doña Rosa, y a cerrar.  Cuando bajó la persiana se abalanzó sobre su medicación y tomó un par de píldoras. "Es mi secreto. Nuestro secreto. Y así t

Libro: Carrie, de Stephen King.

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Lo peor de la faringitis ha sido que no he podido leer. Que diréis que qué tiene que ver la faringitis con los ojos. Pues mucho. Yo no sé si por la fiebre, o la tos, o por qué, me dolían muchísimo, con apenas moverlos. Así que, lo dicho, no he leído mucho. Ahora que voy estando mejor, y que no hay fiebre, ya puedo ir leyendo un poco.  Ha sido lo suficiente para acabar Carrie , uno de mis regalos de Navidad-Reyes al que le tenía ganas desde hace tiempo.  ¿De qué va el libro? Carietta White, conocida como Carrie, es uno de los bichos raros del instituto Ewen. El más raro, probablemente. Acostumbrada a ser el blanco de las bromas desde el primer día de colegio, ya no queda esperanza en Carrie. Pero, cuando cree que lo ha visto todo, sufre una broma más: mientras ella cree que se está muriendo desangrada al tener su primer periodo, sus compañeras de curso se ríen y le arrojan compresas y tampones sin dignarse a ayudarla.  Sin embargo, aunque no era previsible, un chico la

He gives me fever.

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¿Me estáis echando de menos? Supongo que no. Supongo que pensáis que estoy disfrutando a tope de la compañía de Jack. Bueno, eso es verdad...a medias. Resulta que estreno mi nueva edad con una faringitis salvaje que hoy mismo pensábamos que me llevaba al hospital, porque no conseguíamos bajar la fiebre de cerca de los 40º. Finalmente no llegó la sangre al río, pero vamos, que disfrutar no es la palabra que emplearía en este caso. Aunque una enfermedad se pasa mejor con la persona que quieres cuidándote, eso por supuesto.  En fin, sed buenas, que volveré y voy a pasar lista ;) Hoy estoy.. .febril Y estoy escuchando... Fever - Peggy Lee

La protagonista.

Es 7 de enero. Un hombre vuelve a casa para tomar el almuerzo, antes de volver de nuevo al trabajo. Cuando entra encuentra a su esposa sentada en una silla, con algo de mala cara. - ¿Qué te pasa? -pregunta. - No sé... Creo que estoy de parto -contesta ella.  El hombre contiene una sonrisa: aunque ha llegado, por fin, el momento, no parece adecuado reírse con su mujer padeciendo los dolores del parto. Sin dudarlo, y aparentando la misma calma de siempre, la anima a montarse en la furgoneta para marchar camino del hospital.   Rondando el mediodía de ese 7 de enero, la furgoneta entra en la ciudad. La mujer, que se encuentra algo más aliviada, se dirige a su marido con cierta inseguridad en la voz. - Oye... Que creo que era una falsa alarma...¿y si vamos a ver los escaparates de las rebajas? El hombre por poco pierde la paciencia, y por no hacer una locura, hace otra: acelera y se dirige al hospital lo más rápido posible. - Hemos venido al hospital y al hospita

Libro: El viaje de las novias, de Jojo Moyes

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Antes de empezar esta reseña: haced caso a Lía en todo lo que os recomiende, siempre. Y rápido. Hace tiempo que recomienda este libro y hasta este momento no me había decidido a leerlo. Lo mismo me pasó con Masters of sex. Pero esa es otra historia. La cuestión es: hacedle caso. ¿De qué va el libro? Tras acabar la II Guerra Mundial, muchas mujeres esperan reencontrarse con los hombres con los que se casaron durante la contienda. En este caso, se trata de mujeres australianas que tienen que viajar a Gran Bretaña para unirse a sus maridos. El viaje no será en un transatlántico, sino en un portaaviones, y esa será solo la primera de las dificultades. Por delante un trayecto planificado de 6 semanas (que serán 8) y un destino que, como todos los destinos, es más bien incierto. Hablando del libro... Lo que yo os decía. Que le hagáis caso a Lía, leche. Este libro es muy bueno. Podría etiquetarse fácilmente como novela romántica, pero yo no lo voy a hacer, porqu

Me alegro de que tengan trabajo.

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No me alegro de que alguien pierda su empleo, nunca. Pero hay ocasiones en las que me alegro de verdad de que una persona tenga empleo, porque son más que profesionales . En mi empeño por no convertir mi vida -y por tanto, mi cuaderno de retales- en una colección de improperios y seguir señalando lo bueno, hoy, va por dos de estas personas. Primero, por mi cartera. No sé de dónde ha salido, ni por qué, en esta época de recortes y demás. Antes entregaba el correo en mi zona otra cartera, que, por cierto, dejaba bastante que desear en mi opinión, y a varios niveles. Pues bien, en diciembre apareció esta nueva cartera. La vi en Correos, cuando fui a comprar sellos. Y poco después la encontré en la puerta de casa esperando, mientras volvía de hacer recados con mi madre. Tenía entre las manos un paquete de iHerb, que, por si no lo sabéis, vienen sin certificar. Lo que ocurrió a continuación fue, más o menos así: Bettie: ¡Anda! ¡Mira que suerte! Cartera: ¡Hola! He dicho, "v

Siempre estoy soñando.

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Hace tiempo soñé que era una ola golpeando implacable un acantilado horadando la resistencia que imponía, abriéndome camino. Caminando.  Pero desperté y mi fuerza se había ido y en la roca ni una sola muesca hablaba de mis esfuerzos. Un día soñé que era una hiedra trepando, enredada en mil sueños rozando el brillo de los astros apuntando hacia el azul del cielo. Pero desperté y todo era oscuro y ante mí un muro alzado me robaba el horizonte. Anoche soñé que era  hoja seca abrazada a una rama en penoso equilibrio, agitada por el viento sin piedad y tuve por cierto mi destino. Hoy desperté sonriendo  y en mi boca solo un ruego: sopla, sopla, viento.   Fuente   Hoy estoy... sensible Y estoy escuchando... Take it all - Adele

To vote, or not to vote.

No sé si esta es una reflexión o post o lo que sea adecuado para un domingo, que además, es víspera de festivo. Pero hace días que la rumio, así que, allá vamos. No me gusta decir "soy de izquierdas", porque me suena como "soy del Barça" o "soy católico". Y lo mío no es tradición familiar, ni moda, ni fe. Es una convicción. Pero bueno, si hay que decirlo, lo digo. Mis ideas políticas están encuadradas en la izquierda y no es una cosa que intente ocultar. Lo que no me vais a oír decir nunca, pero nunca es: "Soy de X partido". Porque no. Porque puede conducir a algo que yo detesto, y es el seguidismo y la defensa a ultranza de cualquier cosa que el partido haga, sea o no defendible.  El problema es que en España es algo casi sistémico. Si quieres llegar a ser alguien en un partido tienes que contentar a los superiores porque, al menos hasta el momento, en muchos partidos -en la mayoría- son ellos los que ponen y proponen en las listas. Y,