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Mostrando entradas de octubre, 2014

Meme-premio-cosas.

 Hola, hermosos y hermosas. Hace un par de días Celia me nominó a un premio-meme de estos tan chachis que hay por el Interné. Como ya sabéis que yo soy muy mía y suelo saltarme las normas a la torera, pues nada, me voy a dedicar a responder las preguntas más que a otra cosa. Bueno, sí que voy a cumplir una de las normas: dar las gracias a Celia. Os invito a visitar su blog, Alas de Tinta :) Las preguntas que lanzó a los bloggers nominados fueron: 1-¿Qué tipos de libro te gustan más? Ehm... Acabaríamos antes si digo qué tipos de libros me gustan menos. Y ni aún así, porque cuanto más leo menos prejuicios tengo. Eso sí, tengo cierto impulso a huir de los best-sellers. No puedo evitarlo. Y luego algunos los leo y me encantan, peeero...   2- ¿Prefieres libros sueltos o sagas? Prefiero los libros sueltos. No es que no lea sagas ni nada de eso, pero estoy empezando a cogerles manía, especialmente a las nuevas. Me da la sensación de que estiran las ideas como un c

Brace yourselves! #NaNoWriMo is coming!

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Y está llegando de verdad, no como el otoño, que parece que se resiste a venir. Pero, ¿qué es eso del #NaNoWriMo?  Pues viene a significar National Novel Writing Month . Y quiere decir que en Noviembre un montón de locos de la vida de todo el mundo se proponen escribir una novela de, mínimo, 50.000 palabras en 30 días. ¿Y sabéis qué? Que participo. Sí, ya sé, no estoy bien de lo mío, pero ya he dicho que somos locos de la vida. Bueno, no tanto. Son menos de 1700 palabras al día. Con dedicarle un ratillo y que la inspiración acompañe... (Espero que baste. Hoy por hoy en mi vida hay otras tareas prioritarias) Tiene guasa. No sé cuántos intentos fallidos de escribir una novela resulta que solo va a hacer falta decirme algo así como: "¿A que no hay huevos a escribirla en un mes?". Se ve que soy española, aunque a veces me pese.  Como ya os he ido desvelando -no sé guardar mis propios secretos- tengo en mente una idea de novela romántico-erótica (o plan B de salida d

La fuerza con que golpean los recuerdos.

Cuando uno coge un libro viejo no sabe qué se va a encontrar. Y si no, que se lo pregunten a los protas de La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey . O que me lo pregunten a mí.  En realidad eso es maravilloso, lo de que los libros tengan vida y te hablen más allá de lo que llevan impreso. Esa mancha de café que te cayó un lunes por la mañana que no podías dejar de leer. Esas esquinas arrugadas de llevar el libro en la maleta en tu primer viaje al extranjero. La dedicatoria de quien te regaló una historia. Y luego están las notas entre páginas. No es la primera vez que os cuento una de estas aventuras, lo que pasa es que normalmente son más agradables. Hoy me he dirigido a La fundamentación de la metafísica de las costumbres , de Kant, para consultar unas cosillas sobre el imperativo categórico. Y me he encontrado algo más que las explicaciones de Kant.  Entre las páginas había un panfleto del sindicato estudiantil SEPC que había sido aprovechado p

¿Qué problema hay con la novela rosa?

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La novela rosa me parece que es un género bastante denostado entre los lectores en general. Más de una vez, cuando he comentado que había leído una novela rosa me han hecho comentarios del tipo: "¿Pero lees eso? ¿En serio?". Sí, lo leo. Y a veces hasta me gusta. ¿Tan malo es eso? El problema es que solo me gusta a veces. No he explorado mucho el mundo de la literatura rosa, es verdad, pero suelo decepcionarme de tanto en tanto y a veces esas decepciones son sonadas. Me gusta la literatura romántica, pero me temo que soy un poquito demasiado exigente con algunas cosas, qué vamos a hacerle. Eso sí, sé que hay autorxs magníficxs. Lo que pasa es que todavía no los he encontrado a todxs.  Mi novela rosa más favorita de todos los tiempos del mundo <3 El otro día comentaba en un foro mi plan maestro de convertirme en una autora famosa de novelas romántico-eróticas. Que me gustaría escribir la novela rosa que a mí me gustaría leer. Alguien comentó que si todos

Plan ¿B? ¿Por qué letra vamos?

Hoy he tenido que salir de casa. Si lo habéis leído como si lo dijese con pesar, habéis acertado. Cada vez me gusta menos salir de mi burbuja. Especialmente si voy con mi madre. La cuestión es que nos hemos encontrado a una señora cuya hija andaba buscando trabajo. Resulta que lo ha encontrado en el sector de la agricultura.  Yo estoy desde ayer con una mezcla entre ilusión y nervios. Resulta que si no hay ninguna conjunción planetaria que lo impida, este verano voy a presentarme a mis primeras oposiciones. En principio, en Aragón, que es la única comunidad que sé que convocará filosofía. Motiva tener una meta definida, pero el peso también es más grande.  Sobre todo es grande cuando la gente confía en ti, porque no quieres decepcionarles. Ese no es el problema con mi madre, que ha dicho sin rodeos que seguramente yo también acabe trabajando en el campo, a lo que la otra señora ha añadido: "Pues apúntate ya, y eso que llevas de adelanto". Y a lo mejor debería ha

Dona sangre.

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Si no sois nuevos por aquí sabréis que tengo un pánico insano y gigante a las agujas y que lo paso fatal cuando tienen que hacerme un análisis o cualquier cosa parecida. Pero, a pesar de todo, soy donante de sangre. Me hice donante en la universidad. Un día salía de clase y me encontré el hall de la universidad lleno de camillas, algunas de ellas ocupadas por gente donando sangre. Casi me da un parraque. Yo me iba a mi casa, pero no sé cómo, eché a correr agitando los bracitos hacia una mesa: - Para donar sangre, ¿qué hay que hacer? La pareja que había allí me sonrió de oreja a oreja. Recuerdo que pensé "putos vampiros". Rellené unos papelitos, me hicieron unas preguntas sobre contactos de riesgo, estancia en países tropicales, tatuajes, tratamientos médicos, operaciones,... Y luego me mandaron a otra mesa a que me tomasen la tensión y me hiciesen una prueba. Ahí me llevé el primer pinchazo: en el dedo. Ouch.  Nota: también me preguntaron mi peso. Y mola, p

El ladrón de versos.

La observaba a diario desde una distancia más que prudente: nunca sus ojos azabache se habían cruzado con él.  La esperaba cada día en el pasillo, al lado de la fuente, desde donde podía ver su taquilla. Quería estar presente cuando ella leyese el pequeño poema que le había deslizado dentro, ese por el que había atracado la noche anterior a Neruda, a Benedetti, a Lorca. Ella lo leía y siempre, siempre, miraba alrededor. Pero no le veía nunca.  No importaba. Él era feliz poniendo un poema en su vida cada día, de lunes a viernes.  Una tarde salió de clase y la vio sentada en el césped con un muchacho. Él llevaba los cabellos despeinados y unas gafas de concha. Entre sus manos tenía un libro de poemas que le estaba leyendo en voz alta. No pudo soportarlo. Sabía que ella no había reparado nunca en su presencia y, por tanto, que él no ocupaba lugar alguno en su vida. Sabía que salía con otros chicos -y alguna chica- e incluso la había visto regalar algún beso en los pasil

Libro: La insoportable levedad del ser, de Milan Kundera.

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Este es uno de esos libros que tengo pendientes desde el primer curso de carrera. Una de mis compañeras me habló de él como un libro maravilloso, profundo, ... No sé si ella lo había entendido, puede ser que sí, porque era terriblemente compleja, pero yo estoy segura de que, si lo hubiera leído entonces, no lo habría entendido. Así que me alegro de haberlo leído ahora. Vamos a por la reseña. ¿De qué va el libro? El libro aborda las vidas de Tomás, Teresa, Sabina y Franz desde varias perspectivas. Quizá predomina el amor, probablemente, pero supongo que en el libro se examinan todas esas cosas que buscamos para llenar nuestras vidas y darles peso. O que evitamos para ganar levedad, quién sabe.  Hablando del libro... Jack me dijo que tenía ganas de que yo leyese el libro para que le diese mi opinión. Me dijo algo así como que es el libro que recomiendan los gafapastas. Bueno, yo llevo gafas de pasta, si es que eso cuenta, pero supongo que sí, que este libro es de es

De los rusos de Downton y otras hierbas. (Post marujo)

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Si no estás al día con la serie y quieres verla, no leas.  Spoilers a tutti plen.  El otro día me decía Jack que los culebrones son para él como drogas: empiezas sin ganas y acabas amenazando a la gente para poder verlos. Creo que tiene razón. Y Downton Abbey no deja de ser un culebrón, muy cuqui y todo lo que quieras, pero un culebrón. Y yo no pensaba ver esta temporada, que se sepa, pero la estoy viendo por su culpa. Y no me arrepiento, todo sea dicho, porque me está pareciendo muy interesante.  Hay muchas cosas que no entiendo, como qué le ha hecho Edith a la vida para que la trate tan mal, pero bueno. Eso es harina de otro post, si acaso. O que lo escriba Lia , que ella sabe cosas. :P Lo que tiene esta temporada es que Rose MacClare -un personaje que me ha gustado desde siempre- dedica parte de su tiempo libre, como buena moza de alta alcurnia que es, a obras benéficas. En este caso, lo que hace es atender a refugiados rusos. Estamos en los años inmediatamente posteri

Historias de la p*** carrera (I): Los profesores.

Los que hicieron la mili cuentan historias de la mili. Los que hemos ido a la universidad contamos las batallitas de la carrera. Y no sé qué es más cansino y más divertido. Lo que sí que sé es que es un pelín triste: he llegado ya a ese punto de contar batallitas. Jo. Hoy, mientras estudiaba, recordé (y no en muy buenos términos) a un profesor de la carrera. Mi mente divagó de ahí a otros y acabé, sin saber muy bien cómo, clasificándoles. A veces cualquier cosa es más interesante que estudiar. Hablo de lo que conozco, que es la Licenciatura de Filosofía, pero supongo que en otras carreras puede pasar algo parecido. Total, son muchas horas, uno tiene que encontrarse de todo, ¿no? Veamos a ver si reconocéis estas clasificaciones.  Los/as filósofos/as momia . Creo que en toda carrera universitaria hay un profesor de este estilo, aunque no se le aplique esta etiqueta. Se trata del catedrático que tiene muy claro que sabe y no necesita demostrarlo. Y así ocurre que el resto de

Metáforas

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Soy una mujer que hace uso (y abuso) de las metáforas. Me parece que las metáforas acentúan lo que cada cosa tiene de especial, de original. La fórmula de la metáfora es un "ser como". Como si, parecido, similar, pero nunca igual. Decía Nietzsche que en el principio todo lenguaje era metáfora y que, con el paso del tiempo, los hombres han olvidado ese detalle, convirtiendo a las palabras en conceptos, haciendo el lenguaje más útil y cómodo pero más pobre. Yo procuro mantener vivo el recuerdo de las metáforas. Quizá sea el único aspecto nietzscheano que hay en mi persona. Por ejemplo, gusto de decir que la vida es como una guerra eterna. Vamos sobreviviendo batalla tras batalla, perdiendo o ganando, hasta que algo nos hiere de muerte.  Esa es solo una. De hecho, me doy cuenta de que soy bastante aficionada a las metáforas bélicas. Algún día pensaré por qué. Hace algunos meses escribía a una amiga una metáfora solo para ella, pero hoy voy a desvelar parte de la misma.

Peli: Capitán América. El soldado de invierno.

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Una de cal y otra de areeenaaaa... Eso me das tú mi amorrrrrr. xDD Después de la súper reseña de ayer -que os hizo mucha gracia- vengo con una peli que sí me ha gustado, y mucho. Lo cual también se agradece, porque antes que esta película vi Sin City: A Dame to Kill For y me pareció un bluff tremendo. Cada nueva película de los superhéroes de Marvel me deja más satisfecha que la anterior. Bueno, no siempre, pero en general me dejan un muy buen sabor de boca. Ver cómo se van entretejiendo historias y se crea un universo -que ya existía en los cómics, claro- mediante las referencias entre películas y los avances es... genial. Para una frikilondria of the world como yo, casi orgásmico. En esta película Steve Rogers, nuestro Capitán América, sigue más perdido que un pulpo en un garaje, intentando ponerse al día en el mundo en el que vivimos, que no es el de los años 40, ni parecido. ¿Os podéis creer que aún no ha visto Rocky? Muy mal, Steve, muy mal. Pero bueno, tiene mu

Libro: Highlander: El beso del demonio, de Donna Grant.

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Después de leer El jilguero necesitaba un libro con el que desconectar un poco. Un libro entretenido, sin demasiadas pretensiones, algo para leer y disfrutar, simplemente. Tras haber leído El beso del highlander , de Karen Marie Moning , que me dejó tan buen sabor de boca pensé: ¿Por qué no darle un intento a los highlanders de Donna Grant? Así lo hice. Vamos con la reseña. ¿De qué va el libro? Cara es una joven huérfana que vive en un convento y que está a punto de convertirse en monja. Mientras recoge setas para elaborar una medicina para una de las niñas del convento se acerca demasiado al maltratado castillo MacLeod, del que se cuenta que alberga fantasmas y otros seres extraños. Llevada por su curiosidad acaba perdiendo un colgante que su madre le encomendó antes de morir y, en su intento por alcanzarlo está a punto de caer por un precipicio. Menos mal que uno de los hermanos MacLeod, Lucan, al que se supone muerto desde hace cientos de años, está cerca para salvarla

Canciones a medida.

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Estoy segura de que cada uno de nosotros, incluso aquel que no siente especial amor por la música, tiene su propia banda sonora. Estoy segura de que si os pido que penséis en canciones importantes para vosotros se os ocurren varios títulos a todos. ¿A que sí? A lo mejor nuestra vida no es ópera, pero seguramente sí zarzuela (¿quién no canta a veces como si la vida le fuese en ello para expresar sus sentimientos? Aunque sea en la ducha...) O, al menos, nuestra vida es una película con una banda sonora de esas reconocibles. De las que suenan y evocan acontecimientos. Estoy segura. Ya os conté una vez que hay canciones que me recuerdan a personas. No puedo evitarlo. Y también hay canciones que me recuerdan a momentos. Incluso hay alguna canción escrita por mí, y alguna escrita para mí. Mi vida tiene una banda sonora de lo más surtida y variopinta.  Sin embargo en los últimos tiempos me he dado cuenta de que hay canciones que parecen estar hechas para mí, que parecen contar

(Intento de) cuento.

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Un día alguien -cualquiera de nosotros- acabó decepcionado tras visitar una exposición. O tras ver una película. O al ir a comprar bisutería. O al acabar un libro. O al probarse vestidos. Acabó con tal decepción, casi cabreo, que se dijo: yo puedo hacerlo mejor.  Lo había dicho otras muchas veces, no era la primera. Pero en esta ocasión, vaya usted a saber por qué, la cosa no quedó ahí. Puede que porque lo dijera en alto. Puede que porque alguien lo oyó y le animó. Puede que porque se aburría. Puede que porque tenía ganas de saltar al vacío. O puede que porque le pareció divertido. El caso es que lo intentó: intentó hacerlo mejor.  El final de esta historia es más o menos incierto. Sé qué pasará, pero no sé por qué. Puede que sí, que lo hiciera mejor, que le felicitasen muchas o pocas personas -quizá solo se felicitó él mismo-. Puede que lo hiciese tan bien que incluso su vida cambiase de ese momento en adelante. O puede que pasase todo lo contrario: que lo hiciese peor. Que

Talismanes.

Ya que ayer me confesé -de más- y me puse mística -de más-, from lost to the river . Hoy voy a hablar de mi manía con los talismanes. Total... ya pensáis que estoy como una chota... :P Tengo un problema serio, y es que suelo dotar de espíritu a las cosas. No a todas, solo a algunas. Las doto de espíritu y las convierto en talismanes. Y desde ese momento se convierten, para mí, en objetos mágicos. Sí, es lo que pensáis: los llevo a eventos importantes (exámenes, por ejemplo), o en la cartera, o en una cadena como colgante, ... Me siento, más que protegida, acompañada por ellos.  Pero, ¿cómo es eso de dotar de espíritu a una cosa? Es menos loco de lo que parece, lo prometo. Todo empezó cuando era pequeña y mi madre me dio una estampa de Santa Teresa de Ávila (qué oportuno, dado el día que es). Me dijo que la llevara, que me ayudaría en los estudios. Y yo empecé a llevarla, en principio, porque creía. Años después seguí llevándola en la mochila, no porque creyese en Santa Teresa

Visiones.

Sé que esto puede sonar raro, pero a veces tengo visiones. Son como un déjà vu , pero al revés. No son un "esto ya lo he vivido", sino un "esto lo voy a vivir". Me ha ocurrido muy pocas veces en mi vida, poquísimas, solo tres, pero en una de esas ocasiones mi visión se ha cumplido. Sí, sí, una estupidez, lo que sea. Pero de verdad que me ha pasado. Normalmente me pasa al ver o tocar ciertas cosas. La primera vez que me pasó fue al tocar mi guitarra por primera vez. No al tocar música con ella, sino al cogerla en mis manos. Supe que compartiría canciones con un gran amor, que tocaría con aquella guitarra canciones para él. Y que me enamoraría de él al oírlo tocar. Y me pasó. Luego no acabó bien, pero eso es otra historia. La segunda vez que me ocurrió fue un día después de tener mi primera cita con Jack. De camino al supermercado pasé por una tienda de artículos para bebés.  Tuve una visión de mí misma con una tripa enorme -y no era de comer- comprando c

Libro: El jilguero, de Donna Tartt

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Queridos y queridas, ¡por fin! Después de leer tantas buenas críticas y de recibir tantas recomendaciones acerca de este libro, lo he acabado. Y, como siempre, voy a contaros qué me ha parecido. Así que, preparadxs o no, allá voy.  ¿De qué va el libro? En El jilguero acompañamos a Theo Decker desde su adolescencia hasta su vida adulta sin salir -prácticamente- de una habitación de hotel en Amsterdam. Esta es la historia de un young boy gone bad , de un adolescente "echado a perder", que diríamos. No es una vida fácil, he de decir. Pero es, también, y no en menor medida, la historia de una obsesión. O una de esas historias en las que el tiempo parece girar en espiral y no dejamos de encontrarnos una y otra vez los mismos símbolos y de tropezar, una y otra vez, con las mismas piedras. Como nuestras vidas, supongo.  Hablando del libro... Con este libro he roto una de mis reglas de lectura. Suelo darme de margen unas 100 páginas antes de abandonar un libro.

Confianza en lo público.

Creo que la gente suele tener la concepción de que privado (o dicho en claro, de pago) conlleva una mayor calidad del servicio. Nos pasa con todos los servicios que tenemos al alcance de la mano, educación y sanidad sobre todo. Y no digo con todos los servicios que tenemos GRATIS, porque no, esos servicios se pagan.  Hace poco veía un reportaje sobre uno de los colegios privados más caros. Costaba unos 1000 euros al mes escolarizar a un alumno en él, aproximadamente. Yo pensé, idiota de mí: "¡Buah! En ese colegio los profesores deben cobrar un pastón!". Claro, yo pensaba que si era tan caro tenía que haber una razón: que era mucho mejor que un colegio público. Y lo que hace un colegio mejor, en buena parte, son sus profesores. Así que yo creía que ofrecerían unos salarios de escándalo para atraer a esos profesores y profesoras excelentes. ¡Y UNA MIERDA! Los profesores cobraban 1.200 euros al mes. Los empleados de la limpieza, aunque no viene al caso, cerca de 800. Ejem