Hic sunt dracones.
Recuerdo que me fascinaba ver esa leyenda escrita en latín en los mapas. La primera vez que la vi fue en el salón de alguien. Tenían colgado, como decoración, un mapa gigante, de aspecto antiguo, y en una de sus esquinas un montón de dragones y serpientes marinas rodeando la leyenda. Yo, que era una pequeñaja y por aquel entonces iba leyéndolo todo, empecé a leer: -Iiiiiiiiic...esvvvvvvvvvnnntttttt... draaa...coooooo...neeeesss -porque estaba escrito "hic svnt dracones"-. ¿Qué quiere decir? -pregunté. Primero no me hicieron caso, pero ya sabéis que los niños pequeños cuando sienten curiosidad por algo tienden a ser bastante insistentes. Al final tuvieron que responderme con algo que a los adultos no les gusta nada reconocer: -Ay, niña, que no lo sé, ¿te callas ya? Y yo, que era curiosa, pero muy bien "mandá", me callé. Tiempo después, años, en una tarde de husmear en la biblioteca encontré la respuesta (los libros siempre han sido tan consid