Entradas

Mostrando entradas de agosto, 2016

Me'n vaig a peu

Imagen
Que no, que es broma. ¿Cómo me voy a ir a pie a Andalucía? Es un camino muy largo como para ir andando. Pero me voy. Eso sí es cierto. Mañana mismo.  Tengo una sensación rara. El verano se me ha hecho largo y corto a la vez. Se me ha pasado rápido, si miro atrás, pero también es cierto que creo que he hecho bastantes cosas, que ha sido un verano productivo. La cuestión es que septiembre ya está ahí y que el día 1 empiezo a trabajar otra vez. Y no solo a trabajar. Empiezo mi nueva vida. Sé que repito mucho eso, pero es que es cierto. Cambio de ciudad, vivir sola (nunca he vivido sola, siempre he compartido piso o he vivido en pareja), acostumbrarme a las rutinas de nuevo, a "llevar una casa". Son muchos cambios y sé que me va a costar un poco, pero lo voy a hacer con alegría, lo prometo.  Tengo ganas, la verdad es que sí. Tengo muchísimas ganas. Y me marcho mañana. Ya no falta nada. Casi nada. Y el día no se me está haciendo tan largo como esperaba.  En fin, ¡

Deja que te mate.

Imagen
Hoy, podcast, porque estoy vaga y no me apetece escribir, ea. ¡Disfrutad, si podéis! XD

Soledad esencial.

Hoy me he levantado así, un poco pchí-pchá. Llevo unos días así, es cierto. Pero hoy además me he levantado como con ansiedad. No una ansiedad de ataque, sino más como una presión en el pecho que no se va. Necesito llorarla como toca, pero no me sale. (Dónde narices está Call the Midwife cuando se la necesita...) Cuando me encuentro así suelo ponerme introspectiva: ¿Qué te pasa? ¿Por qué te sientes así? ¿Qué puedes hacer para mejorarlo? La verdad es que los pobres psicólogos, conmigo, se arruinaban. Tal es el desprecio que tengo por mi salud mental. Será porque la doy por imposible.  Pues bien, mientras me hallaba en modo introspectivo se me ha ocurrido un pensamiento sobre mí misma (y sobre alguna persona más que conozco un poco) y he tenido la necesidad de compartirlo. O de gritarlo en el desierto y contra el viento. Y como aquí no hay desierto, ni viento, pues lo he puesto en Twitter. Algunas personas, no importa de cuanta gente nos rodeemos ni cuan maravillosos sean,

Libro: Instrumental, de James Rhodes.

Imagen
Este libro me venía RECOMENDADÍSIMO. Una de las recomendaciones que más tuve en cuenta fue la de Ro , porque le tengo ley, y porque cuando ella dice que algo me va a gustar, tengo que confiar en que así será. ¿Habrá acertado esta vez? Vamos a ver. ¿De qué va el libro? Instrumental es la autobiografía de James Rhodes. En él relata su experiencia vital, marcada por los abusos sexuales que sufrió cuando era niño y por su pasión por la música. Las consecuencias de esos abusos se sienten, como no podía ser de otra manera, a lo largo de toda su vida. Las consecuencias de su pasión por la música, también.  Hablando del libro... Había leído reseñas muy dispares de este libro. Podían agruparse en dos categorías, básicamente:  1.- Es un libro genial, apasionado, honesto, brutal, doloroso, que merece la pena. Un libro que hay que leer, sí o sí.  2.- Es un libro autocompasivo, el autor se revuelca constantemente en su propia mierda, una vez leídas las primeras páginas

Tranquila

Imagen
No pasa nada: te estás encontrando.  No ha sido fácil. No está siendo fácil. Ni va a serlo. Pero está siendo difícil de otra manera. Ya te has dado cuenta, ¿no? Era mucho más fácil antes, cuando todo lo que importaba era tu corazón y poco más. Era sencillo colgar el teléfono, tumbarte en la cama y poner " El roce de tu cuerpo", de Platero y tú ,  y llorar.  Se repetía la rutina unos cuantos días y, bueno, tarde o temprano, pasaba.  Ahora está siendo distinto, pero no puedes sentirte mal por no sentirte mal. No es justo. No puedes clavarte astillas bajo las uñas para sentir dolor, para recordar que, aunque la mayor parte del tiempo no lo notes, estás caminando sobre vidrios rotos. Lo sabes, sé que lo sabes: tú los pusiste ahí. Pero crees que no sangras lo suficiente. Y no deberías: otras veces has sangrado más de la cuenta.  Deja de ponerte calificativos, ¿quieres? No eres justa contigo misma. No estás haciendo nada malo. No has hecho nada malo. Si hay un deber sa

#Pedazos, al fin.

Imagen
Ha costado, ha sido un parto largo (estaba esperando al prólogo, no me echéis a mí la culpa XD), pero ya está aquí.  Si os soy sinceros, me pilla un poco desganada, pero ya que dije que lo haría, pues lo hago y punto.  Así que, aquí lo tenéis: Podéis descargarlo  aquí en PDF aquí en ePub Y puntuarlo, si os apetece, en Goodreads .  Si alguien se decide a leerlo, espero que lo disfrute todo lo posible :) 

No estaba muerta, estaba comiendo berenjenas fritas con miel de caña.

No me echáis nada de menos, y eso es muy mal. He estado -y estoy, no creáis, y voy a seguir- desaparecida casi una semana y nada. Pero que tampoco os sintáis mal: si es que no me ha echado de menos ni mi gato, vaya.  Por si alguien se lo pregunta, he estado estos días por Córdoba, buscando piso. Y lo he encontrado, lo cual está muy bien, porque, además, lo he encontrado muy rápido y estoy bastante contenta. Vamos, que tengo unas ganas LOCAS de plantarme allí con mi vida metida en cajas. Otra vez.  Lo que me ha llamado la atención es que he tenido más vida social en estos cinco días que en la mayor parte de los últimos años, salvo alguna excepción contada. He cenado en el Peggy Sue (que le tenía ganas, ganas de verdad), he comido el helado de stracciatella más rico del mundo, he cantado a dúo en el coche, he ido por primera vez a un preestreno, he conocido gente guay, me he pasado Twitter sin entrar casi, varias veces y en varias modalidades, he probado platos típicos cordobes

Lo que tengo que hacer.

Esta mañana he ido al mercado a comprar unas cosillas. He visto que tenían algunos vestidos bonitos y me he detenido a mirarlos. El problema es que de los que me gustaban no había talla, y de los que no me gustaban sí. Cosas que suelen pasarme porque el mundo me odia.  Estaba mirando uno cuando mi tía, con toda la buena intención del mundo, me ha dicho, literalmente: -Lo que tienes que hacer ahora, Bettie, es ponerte a dieta. Ahá. Claaaro. Porque no hay en mi vida otro objetivo más urgente e importante que el de pasar hambre y privarme de las cosas que me gustan, sentirme miserable y de mal humor para, si tengo suerte, bajar de peso. En eso justamente estaba yo pensando. La respuesta real no ha sido esa, claro, pero no penséis que me he quedado callada. Le he dicho, y me ha salido del alma: -Pos va a ser que no.  No ha replicado, evidentemente. Habrá pensado que soy una maleducada, que lo dice por mi bien, que bla-bla-bla. Pero es que yo soy feliz. Ahora mismo

Mirando a Cuenca.

Imagen
Sí, ya sé, el título del post. Pero es que es lo que he estado haciendo los últimos días: mirar a Cuenca. Y oigan, ¡qué preciosa es!  He pasado mis primeras vacaciones de verdad en mi querida Cuenca, y me alegro, porque me va a tocar estar lejos de ella y, así, he podido aprovecharla al máximo: callejear, subir sus cuestas, mirarla desde todas las perspectivas, saborearla, vivirla... Ay.  Y sí, mis primeras vacaciones. Nunca me había ido así, de vacaciones, a un hotel, a vivir la vida por unos días. Bueno, está el viaje de fin de carrera, pero fuera de eso, nada más. Y no era un hotel, aunque estuvo genial. Esta vez sí me he quedado en un hotel: en el célebre Hotel Torremangana, nada menos. Recuerdo que, cuando me estaba sacando el carnet de conducir, pasaba muchísimo por allí haciendo las prácticas y pensaba que nunca iba a poder alojarme en ese lugar, vaya usted a saber por qué (mentalidad de pobre, que es lo que he sido siempre). Pues mirad, nunca digáis nunca, porque a sab

Lo que me gusta de Internet.

Hay muchas cosas que no me gustan de Internet. Hace 13 años, más o menos, que lo uso, y en este tiempo no es que me haya pasado de todo, pero sí he tenido experiencias de muchos tipos, buenas, muy buenas, regulares y malas. Suelo hablar de las malas cuando sale el tema, porque Internet da a la gente aburrida, mezquina o con ganas de hacer daño las herramientas necesarias para llenar su vacua vida. Pero hoy quiero hablar de las cosas buenas. El fin de semana pasado hablaba de mis amigas de Internet como medio para conocer gente genial. No se fiaban, es cierto. Estaba intentando convencer a una amiga de que usase Internet para ampliar su círculo de contactos y conocidos, pero como que no estaba muy por la labor. Y yo tuve que defender mi postura porque, en mi experiencia, Internet es un buen sitio para hacer amigos. Y lo digo así, AMIGOS, con todas las letras.  Por ejemplo, pienso en mi amiga Anna. Gracias a ella y a su madre (y a un acontecimiento poco afortunado, eso es cierto

Rotos y descosíos.

Imagen
Hace un rato he visto un anuncio de Meetic, dentro de la campaña #LoveYourImperfections. Hace ya meses que esta plataforma de contactos utiliza anuncios relacionados con el eslogan: "Si no te gustan tus imperfecciones, a alguien le gustarán".  Me parecen todos bastante chulos, pero el de hoy no lo había visto, y no lo encuentro en Youtube, así que os lo describo. Aparece, en primer plano, la camisa de un hombre, abotonada, y se ve que tiene tripa. Empieza a desabotonarse la camisa, mostrando la tripa fofa y, cuando se abre el plano, se ve que hay una mujer tras él quitándole la camisa, y se recita el eslogan. Me-ha-encantado. Me gusta la campaña porque ataca los complejos fundamentales de muchas personas cuando tienen que buscar pareja, o un encuentro sexual, o cualquier interacción por el estilo: que no somos perfectos. Que tenemos estrías, o cicatrices, o mucho vello, o celulitis, o que estamos blancos o lo que sea. Y nos sentimos en la obligación de parecer otras