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Mi Tarro de Buenos Momentos de 2017

Este año llego un poquito tarde pero a tiempo: 2017 no ha acabado y yo ya estoy en condiciones de abrir mi tarro de buenos momentos y dejarlos por aquí. Así, antes de abrir el tarro tengo la sensación de que ha sido un año estupendo, el mejor desde que tengo mi tarro. También es el año que lo veo más lleno. Vamos a ver qué tal. Regalo de cumpleaños de mi compañera L.  Ir a ver "El burlador en Palacio". Es la primera vez que escucho ópera en directo. Mis amigas estuvieron de visita para pasar el fin de año (y el principio) y fueron unos días maravillosos. Puente de Andalucía mirando al mar con él :) Merendar Roscón de Reyes de trufa. Regalo de "despedida" de mi compañera MJ. Fue por una buena causa: se cogía la baja por maternidad :) Concierto de Quique González en Málaga <3 Me regalo mi Lamy AlStar. Regalos de Reyes de Kyol. Ir consiguiendo, poco a poco, mi objetivo de perder peso. Tener un trabajo al que volver. Descubrir lo maravilloso que es ten

Retrato

Escribí esto el 20 de marzo de 2015.  Sigue siendo verdad. Como no pertenezco a la tierra sino al cielo cargo en la espalda una constelación de estrellas. Bajo amenaza de locura, leo y me afean que, más que vivir, sueño. Será por eso que no aprecio lo útil, que me hastía horriblemente lo mundano. Creí que estaba destinada a grandes cosas. Ahora creo que quizás aspiro a demasiado. Mas no creo que sea imposible cambiar el mundo si lo hacemos gesto a gesto, paso a paso. Ser pensante y escribiente que sangra por el alma y por la pluma, agnóstica respecto del destino –pero ese agnosticismo me tortura. Enemiga de mí misma, cruel tutora, me olvido de mis logros y me reprocho los fracasos. Doy demasiadas vueltas a las cosas y no consigo llegar a ningún lado. Sé que el mundo no es justo y lo sé cierto (aunque no creo en las verdades eternas). Por eso, cuando la esperanza pierdo, en el caos reinante busco la belleza. En batalla constante con mi

Jueves con mi vieja profesora.

Sé que hoy ya hay un post publicado, y que luego me tiro semanas sin escribir, pero es que esto no podía esperar. Disculpad el cutre-audio, que se oye regumal, pero tenía que contarlo.

Libro: Las cenizas de Ángela, de Frank McCourt

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Hacía mucho tiempo que tenía ganas de leer este libro. La primera vez que lo vi era pequeña, muy pequeña. La madre de una amiga lo tenía en la mesilla del salón. Me llamó la atención el título y pregunté de qué iba. Me contestó que va de niños pobres a los que les pasan muchas cosas malas. Es un resumen escueto, pero no erróneo. Aunque ahora, después de leerlo, sé que va de muchas más cosas. Como quizá recordéis, ya leí la tercera parte de la autobiografía novelada de Frank McCourt, El profesor , que también me gustó mucho. ¿De qué va el libro? Pues el libro es la narración de la infancia del autor, Frank McCourt, pero no desde el punto de vista de un adulto, sino de un niño que va creciendo. Se trata de una infancia dura en la que una madre hace lo que puede para salir adelante con una numerosísima familia mientras su marido los abandona sistemáticamente por el alcohol. La mayor parte de la novela transcurre en el Limerick de mediados del siglo XX, una época en la que Irland

Rara. No digo diferente: digo rara.

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Soy una persona mentalmente sana. Más o menos. A pesar de mis cambios de humor y otras cuantas taritas, desempeño mi vida diaria con total normalidad y, poco a poco, voy venciendo miedos y barreras y haciéndome más autónoma y capaz (aunque aún me queda para alcanzar lo que yo creo que debería ser a mi edad, pero eso es otro tema). Aún así, con mucha, muchísima frecuencia, me siento extraña. No sé si recordáis la sensación de la que os hablaba cuando tenía miedo a conducir. Se trata de una sensación de extrañeza absoluta cuando algo que es perfectamente cotidiano para cualquiera a ti te supone un problema casi insalvable. Me pasa con muchas cosas. Por ejemplo, a la hora de relacionarme y hacer amigos. No tengo problemas para tener un trato educado y cordial en reuniones, en el trabajo, etc. Pero a la hora de establecer una relación un poco más cercana todo se me pone cuesta arriba. Ya os lo conté en este post . Alguien me dijo que necesitaba hacer amigos y, cuando escribí esto,

Reescribir la historia.

Nadie es perfecto. Todos cometemos errores. Somos humanos. Y, a veces, además de humanos somos personas de mierda y, ya no es que no ayudemos, es que metemos palos en las ruedas de los demás y les hacemos la vida imposible. Porque algunas personas somos así. (El "somos" es por cortesía, este mensaje está inspirado en una persona muy concreta) La cosa es que, a pesar de eso, de nuestro "anti-apoyo" incondicional, a veces puede ser que una persona salga adelante y las cosas le vayan bien. Incluso muy bien. Tan bien como para que la gente se maraville de lo que ha conseguido y le dé la enhorabuena. Tan bien como para que nos digan: "Jo, estarás orgulloso". Sí, eso a veces pasa. Pero como somos personas de mierda, tenemos que sentirnos partícipes del triunfo de esa persona como sea, así que se nos olvida que se lo pusimos muy difícil y ahora nos dibujamos como seres comprensivos, que han apoyado siempre a esa persona, que le han dado ánimos en los momentos

Esas cosas ya no pasan.

La gente ya no se enamora en los trenes. La gente ya no se escribe cartas. La gente ya no se mira a los ojos. Los jóvenes nos hemos olvidado de lo que es el romanticismo, y enamorarse cara a cara, y cortejarse, y todas esas cosas. Creo que, en parte, nosotros también nos hemos creído ese discurso y, en ocasiones, añoramos tiempos lejanos en los que había que interpretar miradas y sonrisas para acercarse a alguien. Por eso, supongo, no esperaba enamorarme aquella mañana. Quizá una razón por la que la gente no se enamora ya en los trenes es porque no da tiempo. Los trenes son demasiado rápidos como para que la chispa prenda. Yo, por suerte, había cogido un Talgo. Barcelona-Córdoba. Diez horas de viaje y poco que hacer. Por eso decidí aceptar aquella imagen por Bluetooth. No me detuve a pensar que podría ser cualquier cosa, simplemente acepté cuando vi el mensaje "MNF quiere enviarte un archivo. ¿Aceptar?". Había hecho una imagen en Instagram (reconocí la tipografía). En la

Vuelve, a casa vuelve...

...por Navidad Cada vez que vuelvo a casa me pasa lo mismo. Los días previos me invade la pereza (prepara maleta, deja todo organizado, deja atrás a tus amigos y vuelve a un pueblo de la España profunda allá donde aquel perdió el mechero) mezclada con las ganas (suelo pasar bastante tiempo sin ver a mi familia, pues solo voy en vacaciones, generalmente). Sin embargo, en cuanto arranco el coche y me pongo en marcha me lleno de ganas de llegar, de ver a mi familia, de oler mi casa (mi casa huele como ningún otro lugar, en serio), de dormir en mi cama, de ver a mi Gato. Y cuando llego me emociono, abrazo a la gente, veo cómo se alegran de verme y cómo, de repente, soy lo más importante y todos se mueren de ganas por complacerme y hacerme ver que me han echado de menos. Y eso ocurre, pero un ratito de duración variable. A veces esa imagen permanece durante unas horas. Otras, un día completo. En ocasiones, solo unos minutos. Porque lo que pasa es que, tras tanta ausencia, uno idealiz

El vacío que dejas.

Te vas. Aún no me has sacudido de las alas el hollín de la rutina ni has encendido el amanecer de mi cuerpo con tus manos. A pesar de todo, te vas, sin haber aprendido, todavía, mi idioma. Ya no respirarás mi nostalgia dominical ni aplacarás los temblores de mi cuerpo con tus piernas. Te vas, y el sonido de la puerta me recuerda que soy incógnita. La casa se llena de susurros fantasmales y, animada por sus voces, medito sobre el destino. Sin buscarla, a esta ausencia acude una nueva certeza: nunca quise ser misterio, yo quería ser poema y que, aunque no me entendiesen, mi sintieran.

Soledades.

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Ayer comí sola y, mientras se lo comentaba a mi amigo Alberto, me decía que eso es muy triste. Pues hoy he vuelto a comer sola. Cuando he acabado me he ido a dar un paseo y me he tumbado al sol en un parque. No me he sentido mal. Me ha venido bien estar conmigo misma. Hay pocas cosas más agradables que la soledad cuando es querida y buscada. No siempre es fácil estar solo cuando apetece estarlo. A veces hay compromisos, deberes y demás que no nos lo permiten. En ocasiones estar solo es un lujo. Pero otras veces, cuando se quiere compañía, cuando se necesita un beso o un abrazo, entonces la soledad es una losa. En contraposición a mi soledad de primera hora de la tarde, del otro tipo, estará mi soledad de esta noche: llegaré a mi casa hecha polvo después de una jornada larga de trabajo y no habrá nadie para recibirme, más que el silencio, ni nadie me dará un abrazo, ni me prepararán la cena mientras me ducho, ni me acariciarán el pelo para que me relaje y me duerma. Esa será una sol

Buenas noches.

Me quitaré a golpes los zapatos y, a tirones, los vaqueros y el jersey. "¿Me ayudas?", pediré, sin mirarte, y, por toda contestación, recibiré un beso en el hombro mientras te peleas con mi sujetador. Recitarás, señalándolas con el dedo, una a  una, las constelaciones de mi espalda. "Eso es trampa", me fingiré indignada, "te las vas inventando sobre la marcha". Contestarás: "Verdad, y no por eso son menos reales". Estrellarás tus labios contra mi nuca y yo, que nunca supe ir de farol, me desharé en gotas de aire poco después de que cuentes a besos mis lunares. "Mi cielo estrellado, mi galaxia, mi universo..." Me harás el amor de nuevo, jugando a que este cuerpo familiar es un reto                    -terreno inexplorado desde ayer. Tras la rendición,            -si hay fortuna,              ambos victoriosos- nos miraremos, preñados de esperanzas secretas, los ojos brillantes, el alma embriagad

A través de las ondas.

Hoy me he levantado creativa y, a pesar de que el mundo se ha empeñado en ponérmelo un poco difícil, estoy dispuesta a tener un domingo relativamente bueno. Anoche Letraherido me recordó que me quedaba un relato por escribir del reto que inicié hace ya algún tiempo y era, precisamente, el suyo. Allá voy. Me propuso que escribiese algo inspirado en esta canción de Miguel Ríos. Vamos a ver qué sale. *** Candela se disponía a comenzar su ritual insomne. Cada noche se metía en la cama, leía un poco, tuiteaba algo, se despedía del mundo de afuera y cerraba los ojos, esperando que el sueño llegase. Normalmente no ocurría, así que, después de un buen rato dando vueltas, empezaba su segundo ritual para intentar conjurar a Morfeo: cogía los cascos, los conectaba al teléfono móvil y abría la aplicación "Radio FM", esa que ya ni siquiera incorporan muchos teléfonos y que, en los que está, parece ser un adorno, cuando no un estorbo. Tenía unas cuantas emisoras guardadas,

Paisaje marítimo.

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-¡Mamá! ¡Mira qué azul está el mar! -Y las olas son chiquititas para que puedas jugar. -Mira qué claro está el cielo! -Y aquella nube, solita, parece un borrego. » Y allí, al fondo, ¿no ves ese barquito velero? -En él te llevaré, mamá, a la Luna de crucero.

No nos vemos.

El otro día vi en Twitter una iniciativa llamada "Positivity Challenge". Consistía en poner una foto en tu TL con las instrucciones del reto, a saber: dejar la imagen una hora para que tus seguidores pusiesen algo bueno sobre ti, algo amable. Lo vi en el perfil de una amiga y solo yo le di una respuesta. Después, por curiosidad, lo puse yo. Pasó la hora y no había recibido ninguna respuesta. No me lo tomo a la tremenda. Evidentemente, hay gente que me quiere, o eso quiero pensar, y gente que me valora, o eso parece :P Pero me resulta curioso que en una red social en la que se dicen montones de banalidades por minuto nadie tuviese unos segundos para decir algo bonito de mi amiga o de mí. Quizá sea que estoy susceptible con el tema, pero últimamente tengo la sensación de que no nos vemos. De que compartimos nuestra vida con personas transparentes. En el trabajo, en clase, en los comercios, e incluso entre nuestros amigos. Pasamos tiempo con personas (mucho o poco) y rara ve

Miradas.

Ya solo quiero que me mires como ahora: como el sediento que contempla  un oasis, como el ateo que presencia un milagro, como el avaro que encuentra una moneda, como un joven a su amor primero. Mírame así, como si yo fuera imposible, como si estuviese prohibida, como si no me viese nadie y mi existencia radicase en el reflejo de tus ojos. Y si algún día sientes que vas a mirarme de otro modo aléjate, y no sientas culpa. Si no vas a mirarme como ahora no me mires, amor. Cierra los ojos.

Dentro.

Hace ya algún tiempo que no publico nada así que hoy, que me siento un poco vacía y extraña, me he decidido a llenar espacio aquí. Son poemas, que ya tengo escritos, pero, al menos, esto se mueve un poco. No sé, nunca he sido muy de horror vacui, pero ahora, a estas alturas, parece que me entra... Dentro de mi piel me quedo: fuera no hay nada. Dejadme aquí, en mi silencio, donde nada me perturba, donde la lluvia y el trueno no llegan. Dejadme sola. No queda espacio en el mundo en que quepa entera. Aquí, en mi piel me quedo, nada hay para mí fuera. Nada soy, nada tengo, afuera nadie me espera, en el mundo a nadie intereso y la soledad me consuela. Mas, si acaso me equivoco y mi ausencia te atormenta no lo dudes, te lo ruego: ábreme la piel y entra.

Libro: Los santos inocentes, de Miguel Delibes.

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Me apetecía leer algo cortito antes de ponerme con un libro más extenso y recordé que tenía pendiente este clásico. Lo empecé y, para lo lento que estoy leyendo, me lo he devorado. Os hablo un poco de él. ¿De qué va el libro? El libro narra escenas cotidianas de varios "empleados" de un cortijo extremeño y sus familiares, así como de la relación de estos con sus señores en los años 60. Uso las comillas en empleados con toda la intención: no son empleados, sino siervos. Hablando del libro... Se trata de una novela breve, de estilo y argumento sencillo, pero estremecedora. Los santos inocentes es sencilla, transparente, y a lo largo de su narrativa se ve la mierda tan grande que ha sido este país y que, en buena medida, sigue siendo. La vida de estas personas sencillas ha sido la vida de mis abuelos y, en parte, la de mi padre.  No os exagero si os digo que he leído la novela con los puños y los dientes apretados y esforzándome porque la bilis no se me desbocase. C

Retratos a tiza (VII): Diversxs.

Mi profesión es complicada, porque se lidia con sensibilidades muy distintas y, ya se sabe, los adolescentes no tienen filtro (generalmente). Pero, además, mis asignaturas suelen prestarse a pisar callos con más frecuencia que otras. Educación para la Ciudadanía y Valores éticos son materias que, pese a contar con una hora lectiva semanal, tocan temas peliagudos y que requieren mucha más profundidad que la que ese tiempo prestado nos permite. Los temas peliagudos salen. Bien porque la materia los requiere, bien porque el alumnado, haciendo relaciones de ideas, va de una cosa a otra y acaba llegando a ellos. Y ojo: con temas peliagudos me refiero a violencia de género y maltrato, inmigración, igualdad de oportunidades, discriminación, homofobia... Nada del otro mundo, a mi modo de ver. Pero cada niño viene de un contexto y bueno... Hay cosas que por muy de justicia que sean, no entran en sus cabezas. El año pasado tuve unas cuantas clases llenas de amargura porque mis chicos y chicas

Hacer amigos.

Hoy me han dicho que necesito hacer amigos. Necesito gente con la que quedar, cuando apetezca, a tomar un café, y a la que contarle mis cosas. Amigos propios con los que sentirme a gusto. Lo intenté. El año pasado, a estas alturas, lo estaba intentando. Miré páginas web, aplicaciones móviles, grupos... Miré muchas cosas. Y no salió bien. No salió bien por varias cosas. La primera es que parece que el fin más popular con el que relacionarse con otras personas es el sexo. Y bueno, ahora mismo no estoy interesada. Hay muchísimas aplicaciones para quedar y acostarse con gente, pero no tantas para quedar y tomarse un café sin más pretensiones. De hecho, algunas de ellas se venden como eso: aplicaciones para conocer gente, en general. No os engañéis, todo el mundo activo allí busca sexo o una relación romántica. Los que no salimos de allí por piernas al tercer intento, si no antes. Y luego está que yo soy es-pe-cia-li-ta. Y utilizo el diminutivo con toda la intención: soy especial en s

Libro: Siempre tuyo, de Daniel Glattauer.

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Hace un par de semanas conseguí este libro en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión por 3 euritos de nada. De Daniel Glattauer ya he leído 3 títulos: La huella de un beso, Contra el viento del norte y Cada siete olas , y los tres me gustaron muchísimo. Por eso no me lo pensé y me cogí uno. Ya lo he acabado, lo cual, para lo lento que estoy leyendo yo últimamente, es todo un logro. ¿De qué va el libro? Judith está soltera y acostumbrada a su soltería aunque, evidentemente, se siente un poco fuera de lugar en un universo lleno de parejas. Entonces se cruza, por accidente, con Hannes, el cual queda prendado de ella. Hannes es el hombre perfecto, el novio perfecto, el yerno perfecto, el cuñado perfecto, el amigo perfecto. Hannes es perfecto, a secas. Entonces, ¿por qué Judith no está perfectamente feliz? Hablando del libro...  Lo he pasado verdaderamente mal leyendo este libro, os lo prometo. Los otros libros de Glattauer que he leído eran libros románticos maravillos

La Calleja de la Luna.

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En este último año y pico estoy volviendo a escribir poesía con cierta regularidad. Le echo la culpa, entre otras cosas, a Córdoba. Tengo en mis cuadernos bastantes poemas dedicados a esta ciudad, inspirados por sus rincones, por sus costumbres, por su olor... No le hacen justicia, desde luego.  Este poema lo escribí un día que decidí salir a pasear por la judería. Tras recorrer varias callejuelas acabé por sentarme en los escalones de la Mezquita para escribir algo. Es un poema que creo que está sin acabar, pero me parece que así se queda. Que cada quien se imagine el final. Al fin y al cabo, Córdoba me parece una ciudad llena de misterio. Está bien dejar alguno escondido, también en los poemas.  *** Era la noche y te llegaste a la Calleja de la Luna frente a mi reja cantaste como el que verdades jura. Tú, los puños apretados. Yo, las pupilas desnudas. Tus labios tan lejos de mis labios y nuestras almas tan juntas. Era la noche y te llegaste a la Calleja d

Ser profesor también era esto.

Hace unos días tuve una sesión intensiva de reuniones con padres y madres de los alumnos de mi tutoría. Eché 10 horas seguidas en el instituto, que sí, sé que para otras personas es su jornada normal, pero eso no lo convierte en plato de gusto. Me reuní con los padres y madres de 3 de mis niños y salí de allí agotada. Porque ser tutor también supone implicarte de una manera más estrecha con los alumnos y sus familias y ser, hasta cierto punto (y esto lo marca cada uno), partícipe de sus problemas y sus dramas. Por ejemplo, hablé con un padre devastado porque no sabía cómo conseguir que su hijo aprovechase la oportunidad que le brindaba el estudio. Tanto él como su esposa tenían estudios de bachillerato y ambos trabajaban en puestos mal remunerados, un montón de horas, para darle a su hijo la posibilidad de un futuro mejor. Él, sin embargo, no se esforzaba, no aprovechaba la oportunidad. El padre, al borde de las lágrimas, me preguntaba qué podía hacer. Y yo no sabía qué responderle,

15 veces 15

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"A veces recuerdo el cuento del muro lleno de pintadas que te conté cuando nos conocíamos. Lo estaba pensando desde hacía tiempo porque pensé que sería bonito encontrar entre el caos un oasis... Sin saber que iba a ser profético y te iba a encontrar a ti entre el caos." Me dice, sin decirlo, que soy su oasis. Ja-Ja. Qué risa. Puedo ser muchas cosas, pero un oasis... No diría yo que soy un oasis. Tengo poco de mar en calma y mucho de tempestad, de oleaje imprevisible.  Recuerdo las vacaciones en la playa. Nos sentamos juntos en el paseo, con las piernas colgando, mirando al mar. Intentábamos medir las olas que, sin tiento, rompían contra la orilla. Yo no reconocía al mar, a ese Mar Mediterráneo tan familiar, que otras veces había visto tan tranquilo. Pues así soy yo: nunca se sabe cuando va a empezar el temporal. Así que no, querido. De oasis nada... Pero lo cierto es que él ha aprendido a navegar mis olas, a encontrar refugios en mi caos y poner paz en mis inquietudes.

Preparándome para la crisis.

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Hablo de la crisis de los 30. Si hace nada cumplía 20... Bueno, tanto como nada, tampoco, pero no hace tanto, de verdad, os lo prometo. Unos 10 años, apenas. Lo cierto es que la perspectiva de cumplir 30 años me tiene últimamente bastante pensativa. Sé que es un número como otro, pero, si ya de por sí no me gusta cumplir años ni me gusta la fecha de mi cumpleaños, lo de que sean 30, un cambio de decena, buf. Demasiado.  Así que estoy pensando en darle un poco la vuelta a la historia y celebrar mi cumpleaños de verdad, con un buen regalo, algo que me recuerde mis 30 años con cariño. Últimamente he estado pensando bastante, por ejemplo, en una pluma demonstrator: son plumas transparentes en las que se ve el mecanismo y la cantidad de tinta que queda. Por ejemplo, no sé, una Kaweco o una TWSBI, que no las he catado todavía... Nunca me habían llamado la atención, e incluso me parecían feas. Peeerooo... Ambas fotografías están sacadas de la web MiEstilográfica . Gracias a la

Lugares para enamorarse.

Hay lugares tópicos para enamorarse. Por ejemplo, una cafetería, un bar, una fiesta o una boda (aunque yo nunca he ligado en una boda). Para los más tradicionales, están la iglesia o las obras benéficas. También hay quien dice que es normal enamorarse en el trabajo (aunque esa es otra cosa que a mí no me ha pasado) o en clase. También es normal enamorarse en Internet. Pero hace un rato, intentando que se me ocurriese una historia para escribir, he acabado pensando en sitios más raros para enamorarse, menos manidos. Por ejemplo, yo hice que dos personajes se enamorasen en una parada de autobús. Es un buen sitio para conocer a alguien, sobre todo si los autobuses tardan tanto como los que yo suelo coger. Me habría gustado enamorarme alguna vez en una librería. Ya sabéis: estar dando vueltas por ahí y que me llame un libro la atención y que otra persona se ponga a hablar conmigo, o viceversa. No sé, podría ocurrir de otra manera, pero nunca me he enamorado con libros de por medio y me h

Libro: Imposible pero incierto, de R. R. López.

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Hace unas semanas el autor de esta novela contactó conmigo (y lo hizo bien xD) para ofrecerme un ejemplar electrónico de su novela a cambio de una reseña. Ya sabéis que me quejo mucho de no tener tiempo para leer y que prefiero leer cosas por elección y no cargarme de obligaciones. Sin embargo, cuando leí que la novela transcurría en Córdoba no pude resistirme: tengo debilidad por las historias que se desarrollan en escenarios conocidos. La acabé hace un par de noches y vengo a contaros qué tal. ¿De qué va la novela? Felio y un colega vuelven de fiesta una noche. Cuando pasan al lado de la Mezquita escuchan golpes, voces, y, preso de un arrebato etílico, Felio decide encaramarse a un andamio para ver qué ocurre. Desde ese momento acaba metido en un movidón enorme con sectas, secuestros, monstruos lovecraftianos y demás parafernalia, en el que se verá obligado a recorrer algunas de las leyendas urbanas de la ciudad de Córdoba para intentar salvar su pellejo. Y el mundo, que

Minutos.

Sales a mi encuentro aunque solo podremos vernos unos minutos. Ya es de noche y, supongo, preferirías estar cómodo en casa, pero sales a verme. Nos hemos citado a mitad de camino y, desde allí, me acompañarás a la parada del bus. Seguramente, por molestar, ese día, el dichoso autobús que siempre tarda 20 minutos en llegar cuando más prisa llevo, aparezca enseguida. Camino hacia ti sin verte pero, entonces, te encuentro. Apareces entre la gente que va hacia otros brazos, hacia otras promesas. Sonrío como la primera vez (espero que lo veas) porque te apareces ante mí como la primera vez. Hoy, otra vez, te veo, y me parece que el mundo se ralentiza. Me da la sensación de que te acercas a mí con miedo. Tengo mala cara, lo sé. El día ha sido duro y el resfriado no ayuda. Aún así te lanzas a besarme. Yo me resisto aunque me muero de ganas: -¿Quién va a cuidar de mí si te pones enfermo? Me miras, desconfías pero, finalmente, me coges de la cintura y yo me aferro a ti. Apoyo la cabeza

La piel

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La piel también late, vibra, siente y se retuerce. La piel se ahoga en las ganas de ser puente.

La belleza del camino.

Cuando nos dicen que el sentido de un viaje está en el camino y no en el destino podemos pensar que se trata de una frase muy cierta, con mucha sabiduría. En mi caso no creo que sea tan así. Hay caminos que se transitan con vistas a una meta y que, de otra manera, no se recorrerían. Eso no quiere decir, claro, que no tengan encanto y que, una vez abandonados, no puedan echarse de menos. Hablaba, hace unos días, con alguien de este tema, de la magia de recorrer algunos caminos. En concreto, hablábamos de lo genial que es proceso de conquistar a alguien o, al revés, el tiempo en el que intentan conquistarte. Este es un buen ejemplo de camino que no suele iniciarse si no es para llegar a la meta (aunque a veces no se llegue por diversas razones), pero que, al mismo tiempo, puede extrañarse cuando el periplo ha acabado. Es maravilloso tener, finalmente, a ese alguien especial a tu lado, compartir momentos, inquietudes, vivencias... pero esas mariposas en el estómago, ese sobresalto cua

Peli: Sufragistas (2015)

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Hace ya un par de años que se estrenó esta película y, en su momento, no la vi por varias razones y, después, la he ido dejando pasar hasta ovidarme de ella. Sin embargo, el otro día me vino el recuerdo de ella de repente, así que me preparé para verla un domingo cualquiera tapada con la mantita. Y eso ocurrió el domingo pasado. Sufragistas narra la historia de un grupo de mujeres inglesas que, a principios del siglo XX, lucharon para conseguir el derecho a voto de las mujeres. Aunque el movimiento sufragista ya tenía historia en Reino Unido, en esta época se habían adoptado vías menos pacíficas para hacerse oír, ya que las mujeres habían sido ninguneadas e ignoradas durante mucho tiempo en sus demandas. Sufragistas es una película muy cruda y dura, o al menos a mí me lo pareció, en la que se plasman los sacrificios de un movimiento que opta por la desobediencia civil. Me llamó la atención cómo, al salir de su primera estancia en prisión por la causa, las sufragistas entregan

De la mano.

La primera vez que las vi juntas iban cogidas de la mano. Parecían agitadas. Quizá fuese porque llegaban tarde a clase o quizá fuese por algo totalmente diferente. Intuyo que se les habían pasado los minutos que precedían a la jornada lectiva más rápido de lo esperado. Las reprendí con media sonrisa: "¡Vamos, que os van a poner un negativo por llegar tarde!". Sonrieron: ya son mayores para negativos, y lo saben. Aceleraron el paso al entrar en el pasillo y desaparecieron de mi vista, pero pude sentir en mi corazón la onda expansiva de su despedida. Caminé de vuelta a la sala de profesores sonriendo, contagiada por la alegría que desprendían sus miradas, por el amor que se adivinaba en sus gestos: un amor recién estrenado, un amor de esos que nos engrandece y nos hace sentir invencibles. Un amor liberador, creo. Con el último timbre me apresuré, igual que todos los alumnos, hacia la salida, pero, por desgracia, a mí siempre me acaba reteniendo alguna responsabilidad. En es

Peli: La piel fría (2017)

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Hace unos días os hablé de La pell freda , la última novela que he leído. Os comentaba que había empezado a leerla porque se estrenaba la película y quería comparar. Pues bien, el martes pasado aproveché la víspera de festivo para ir al cine y verla. Y como hubo quien me propuso hacer una comparación, aquí está.  Voy a ser breve: la película me pareció entretenida, se deja ver, pero como adaptación es bastante mediocre. Puede que visualmente cumpla su función, incluso en algunos puntos del argumento, pero el espíritu de la novela no está en la película, o eso creo yo. Mi opinión sobre ella es bastante negativa, no sé hasta qué punto es porque había leído la novela antes. No sé que habría pensado de verla sin prejuicios ni expectativas. Lo cierto es que no he encontrado en la película los puntos fuertes de la novela, esa reflexión antropológica que os señalaba. En la película el argumento está desdibujado, los personajes suavizados, la trama, edulcorada. Se pierde, en general,

Profesores normales.

Hace unos días vi este tuit: Reivindico la normalidad a la hora de explicar lo que los profesores hacemos, que no tiene por qué ser espectacular, asombroso o mediático. — Alberto Royo (@profesoratticus) 24 de octubre de 2017 Y no pude más que aplaudirlo. Últimamente, para ensalzar la labor de los docentes, lo que se hace es destacar figuras dentro de la profesión con un perfil muy determinado: profesores especiales, súper creativos, profesores youtubers, profesores hombre/mujer-orquesta. Profesores especiales, estrellas de nieve. Con esos profesores las clases nunca son aburridas y los niños y niñas aprenden sin darse cuenta, pasándoselo bomba. Así son los profesores excelentes, nos dicen. Y, con ello, nos muestran el camino. Así es como hay que trabajar. Pero yo soy profesora, no show-woman .  Yo intento que a mis alumnos les interese lo que tengo que contarles, intento mantener su atención, intento que se impliquen. Pero cada día no puede ser una fiesta, una expectativa co

Peli: Thor. Ragnarok (2017)

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Bueno, pues después de una sequía de cine bastante pronunciada, el fin de semana pasado pude ir a ver Thor: Ragnarok , además, bien pegadita a su estreno, que fui el sábado por la mañana. Y nada, voy a contaros qué tal (chiquines y chiquinas xD) Yo no sabía qué esperar, porque, si os soy sincera, ni siquiera había visto el tráiler. Últimamente estoy un poco de vuelta de todo en estos temas y en otros. Así que me dejé sorprender. Y lo cierto es que me sorprendió. Visitas las dos películas anteriores, cuando esta comienza, la verdad es que no sabes muy bien qué estás viendo, porque el tono es totalmente distinto: este Thor no es el Thor al que estamos acostumbrados. Si el Thor de las primeras películas era un muermo con un comportamiento más alienígena del que cabría esperar, este Thor está menos encorsetado, más abierto a chascarrillos: es más normal. Cabría debatir si Marvel no está intentando convertir a todos los protagonistas en copias más o menos fieles de Tony Stark, pero bu

Conjuro cotidiano.

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Me gusta el desorden que organizas cuando me amas. Adoro encontrar nuestras ropas en el suelo, barajadas. ¡Qué alegría ver la cama tan deshecha! Las sábanas arrugadas, retorcidas sin vergüenza. Aprisa vuelvo a colocarlo todo, a ordenar la ropa, a hacer la cama poniendo sábanas nuevas. Solo un fin tiene el conjuro: que vengas y me revuelvas.

Otra manía.

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Hace poco os hablaba de una manía que tengo. El otro día caí en otra y también os la voy a contar, a ver si así me siento menos rara y menos sola. No sé si es manía o, directamente, una neura o una obsesión. Sí, quizá sea esto último: estoy obsesionada con las últimas veces. Muchas veces, cuando estoy haciendo algo (leer un libro, charlar con un amigo, tener un orgasmo,  comer algo que me gusta mucho), me pregunto cuándo será la última vez que lo haga. Me ha pasado mucho con mis parejas: "Qué beso tan maravilloso, tan apasionado... ¿Cuándo será la última vez que nos besemos? ¿Cómo será?", pero me ocurre con muchas cosas. A veces no solo me pregunto por el cuándo o por el cómo, sino también por si seré consciente de que será la última vez. Normalmente no lo somos. A veces sí, pero por lo general, al menos yo, no he sabido que estaba ante una última vez. Quizá porque es la vida la que me dirige a mí, más que yo a ella. En ocasiones es como si tomase las decisiones porque apa

Amores platónicos.

El otro día me puse a reflexionar sobre el amor platónico. Llegué a la conclusión de que el amor platónico, tal y como se entiende normalmente (como un amor auténtico que no se quiere realizar) no existe. O, al menos, que es muy, muy infrecuente, por no parecer demasiado atrevida. Me parece que cuando hablamos de amor platónico podemos estar diciendo dos cosas: 1. Me gusta todo de ti, pero tú no, como en la canción de Serrat. Hablamos del cariño que tenemos a una persona que, en general, cumple buena parte de las expectativas que tenemos sobre una pareja pero, sin embargo, no nos atrae. No sentimos esa chispa, por lo que no podemos hablar de amor, creo: simplemente de un reconocimiento hacia las  virtudes de una persona concreta. Es cierto que en este caso no aspiramos a realizar ese amor, no queremos hacerlo, pero es, básicamente, porque no podemos hablar de amor. 2. Me gusta todo de ti, tú también, pero tengo miedo. A veces nos gusta alguien muchísimo, mucho, mucho, pero por l

Aprender. Enseñar.

Queridas lectoras, queridos lectores, ando con una duda rondándome la cabeza. Ya la he consultado con alguna persona cercana, pero me gustaría tener alguna opinión más ajena, a ver qué me decís. Ahora que ya soy funcionaria de carrera pueden tocarme cosas nada guays, como ser tribunal de unas oposiciones, por ejemplo, o corregir la Selectividad, o, y a esto es a lo que voy, también puedo ser tutora de un alumno o alumna del Máster de Secundaria. No hace tanto, si me paro a pensarlo, que yo era alumna de ese máster. Cinco añitos. Allá por marzo de 2012 empecé la andadura con este blog. En aquel momento había pasado el ecuador del dichoso máster. Os conté cosas de mis prácticas, de mis impresiones, os hablé de mi defensa del Trabajo de Fin de Máster... Para mí ese máster, con sus más y sus menos, fue muy útil, especialmente las prácticas. Mi tutora, una profesora muy veterana y con las ideas muy claras, me enseñó muchísimas cosas que, a posteriori, me han servido. Además, de su mano

Peli: Blade Runner 2049 (2017)

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Si pretendes ver la película y eres muy sensible a los spoilers, no leas. Hablo de algunos aspectos de la ambientación y la trama. El otro día, después de muchos avatares y obstáculos, conseguí llegar al cine y ver Blade Runner 2049. Tenía muchas ganas. Hacía bastante que no veía una buena película de ciencia-ficción, que me hiciese pensar, pero la cosa es que salí igual que había entrado: sigo sin haber visto una buena película de ciencia-ficción que me haga pensar. Y ojo, a mí la primera película de Blade Runner me gusta mucho. La primera vez que la vi recuerdo que pensé: "¿Pero de verdad hay gente que se duerme viendo esto?" No me ha ocurrido lo mismo viendo la segunda parte. No es que me pareciese aburrida, aunque sí es bastante lenta. Sin embargo, eso no lo considero necesariamente un inconveniente, porque hay cosas que no pueden contarse rápido, que necesitan reposo, que requieren tiempo para asimilarlas. Pero no es ese el caso en esta película, no me lo parece

Libro: La pell freda, de Albert Sánchez Piñol

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Hacía bastante tiempo que no leía en catalán. Mucho. Pero mirad, la ocasión se ha presentado de nuevo. Este libro era uno de los propuestos en el curso de C1 de la Universitat de València, pero como aprobé el examen en noviembre, abandoné el curso, así que al final ni siquiera decidí que novela iba a leerme. No sabía ni de qué iba, aunque me sonaba el título y el autor. Por eso, cuando un conocido, que trabaja en una distribuidora de cine, me dijo que iban a estrenar pronto "La piel fría" le dije: "Eso está basado en una novela, ¿no?". Me respondió que nadie reconocía el título y yo pensé "tampoco sabes mucho más". Así que me planteé leer el libro antes de que se estrenase la peli y acabé convenciéndome cuando vi el tráiler . No he llegado a tiempo, porque la película se estrenó el viernes pasado, pero al menos he podido acabar el libro antes de que quiten la película del cine, lo cual, vista mi velocidad de lectura, no está mal xD ¿De qué va el libr