El año pasado.
Yo quiero creer que no siempre he sido así de triste y de cascarrabias. Que no siempre he estado así de amargada con algunas cosas. De hecho, hoy me he puesto a rebuscar en el blog, en post del año pasado por estas fechas y, oposiciones inminentes y todo, encontraba hueco para la alegría, para compartir, para hacer cosas que me gustaban. Porque me apetecía hacerlas. ¿Recordáis cuanto os hablaba de mis niños? ¿Cuánto me ilusionaba con mi trabajo? Echo eso en falta. Mucho. Y esta tristeza escuece mucho más cuando tengo momentos de tanta alegría y tantas razones para ser feliz. Es como una mancha en un cristal totalmente transparente. Menuda mierda. PD: A lo mejor estoy equivocada y ya era así de penas, gruñona y quejica antes... Si es así, me lo decís.