Libre
Tengo días y días, como todo el mundo, pero cuando llegan los días buenos me siento pletórica (quizás porque ha habido muchos días malos) y me cambia la cara. Y entonces me lo creo todo. Me miro al espejo y me sonrío, porque a pesar de las ojeras por los madrugones, estoy guapísima. Sí, esa soy yo, esa es mi cara, ese es mi cuerpo, y son maravillosos. Soy maravillosa. Me sonrío, sí, y empiezo a escuchar música en mi cabeza. Bailo frente al espejo y no me siento ridícula, sino sensual, grácil.
Corro hacia el teléfono móvil y pongo una lista de Spotify. Me dirijo corriendo hacia la cocina, en pijama, los rizos desordenados al viento y en chanclas. Abro el grifo y me pongo a fregar al ritmo de la música. Canto y hasta me parece que afino. Sigo bailando. La espátula se convierte en un micro y, con la emoción, me lleno la cara de espuma. Me río, yo sola. Da igual. Soy feliz.
Cuando acabo, vuelvo bailando. Cuando bailo porque estoy alegre, cuando bailo sin poder evitarlo, soy la alegría personificada. Deberíais verme cuando soy feliz, cuando hago algo que me apasiona. Así que bailo rumba en el salón, y canto, y lo hago como si alguien me estuviese mirando. Y no me da vergüenza. En ese momento pienso en ti, lo reconozco, y lamento que no puedas verme. Sé que te gustaría.
Soy preciosa, soy magia, soy poesía. Me parece, de repente, que todo a mi alrededor está en su sitio y que está aconteciendo un pequeño milagro: me siento totalmente libre.
Corro hacia el teléfono móvil y pongo una lista de Spotify. Me dirijo corriendo hacia la cocina, en pijama, los rizos desordenados al viento y en chanclas. Abro el grifo y me pongo a fregar al ritmo de la música. Canto y hasta me parece que afino. Sigo bailando. La espátula se convierte en un micro y, con la emoción, me lleno la cara de espuma. Me río, yo sola. Da igual. Soy feliz.
Cuando acabo, vuelvo bailando. Cuando bailo porque estoy alegre, cuando bailo sin poder evitarlo, soy la alegría personificada. Deberíais verme cuando soy feliz, cuando hago algo que me apasiona. Así que bailo rumba en el salón, y canto, y lo hago como si alguien me estuviese mirando. Y no me da vergüenza. En ese momento pienso en ti, lo reconozco, y lamento que no puedas verme. Sé que te gustaría.
Soy preciosa, soy magia, soy poesía. Me parece, de repente, que todo a mi alrededor está en su sitio y que está aconteciendo un pequeño milagro: me siento totalmente libre.
Ese si que debe ser un espectáculo digno de ver :)
ResponderEliminar@nosoyunrobot
Tiene su gracia, sí.
Eliminar¿Ves como todo puede cambiar en un par de días?. El lunes te dejabas caer y hoy te elevas bailando...;)
ResponderEliminarY tú y yo andamos al revés. Ahora mismo lo último que me apetecería hacer es cantar o bailar, pero daría lo que fuera por verte en esos momentos con una cámara oculta... jajaja.
Me alegra verte así
Besos
Gracias, Rosa. Tú también bailarás :)
EliminarAquí abajo todos bailan
Eliminarel pasado, pisado! Mira hacia el futuro, que promete y mucho!
ResponderEliminarGracias, Lu :)
EliminarAsí deberías estar siempre :)
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Del deber ser al ser... :P
EliminarQué pedazo de momento... en eso consiste la FELICIDAD.
ResponderEliminarBesitos!
Pues sí, soy tremendamente feliz en esos momentos :)
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